Un hombre construyo una casa...la embellecio con un jardin. Planto un roble en el fondo del patio y, en la pared de la casa, planto una hiedra. El roble, dia a dia echaba raices y fortalecia su tallo para convertirlo en un un tronco capaz de resistir vientos y tormentas. El roble crecia lentamente.
La hiedra, por su parte, comenzo a crecer velozmente. Todos los dias extendia sus tentaculos llenos de ventosas y se iba alzando adherida a la pared. --¿Como estas, amigo roble?.-pregunto la hiedra- --Bien, mi amiga,-contesto el roble-
--Eso dices porque nunca llegaste a mi altura. Desde aqui se ve todo distinto. Me da pena verte siempre en el fondo del patio. --No te burles, amiga. Recuerda que lo importante no es crecer de prisa sino con firmeza. El tiempo siguio su marcha. El roble crecia con su ritmo firme y lento. La hiedra seguia extendiendo sus tentaculos alrededor de la casa.
El tiempo siguio su marcha. El roble crecia con su ritmo firme y lento. La hiedra seguia extendiendo sus tentaculos alrededor de la casa. Una fuerte tormenta sacudio la casa y su jardin. El roble se aferro a sus raices para mantenerse erguido. La hiedra se agarro con sus ventosas a la pared para no ser derribada. La lucha fue dura y prolongada.
Al amanecer, el propietario de la casa recorrio su jardin y vio que la hiedra se habia desprendido de la pared, y estaba enredada sobre si misma, en el suelo, al pie del roble. De inmediato arranco la hiedra. Mientras tanto el roble reflexionaba. Es mejor crecer sobre raices propias y crear un tronco fuerte, que ganar altura con rapidez, colgados de la seguridad de otros.
lunes, 17 de noviembre de 2008
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